El evangelio del séptimo domingo de Pascua siempre se toma de la larga oración que Jesús hace por sus seguidores en el evangelio de Juan la noche antes de su muerte, y siempre incluye el deseo de Jesús de que sus seguidores sean uno como él y el Padre son uno. Esta unidad no es un mero acuerdo doctrinal o unidad institucional, sino una vida mutua, amor y alegría interpenetrantes. Esta unidad es obra del Espíritu que hemos recibido pero que también esperamos. ¡Ven, espíritu santo!
¡Únase a nosotros para la adoración desde la Iglesia Luterana Atonement a partir de las 12:00 p. m.!