Una mujer encuentra curación al tocar el manto de Jesús, y una niña vuelve a la vida cuando él la toma de la mano. En ambos casos se cruza una frontera: en tiempos de Jesús, la mujer que sangraba era considerada ritualmente impura, contaminando a los demás con su tacto, y cualquiera que tocara un cadáver también quedaba impuro. En el evangelio de Marcos, Jesús derriba barreras, desde su primera comida en la casa de un recaudador de impuestos hasta su último aliento en la cruz cuando el velo del templo se rasga en dos. Nos atrevemos a tocar a Jesús en nuestra “inmundicia” y a vivir como una comunidad que no define a nadie como un extraño.
Únase a nosotros este domingo a las 9:30 a. m. mientras adoramos desde la Iglesia Luterana Cross of Glory (5472 Adams Street, Mounds View) o únase a nosotros a través de una transmisión en vivo haciendo clic en la imagen a continuación.